La robótica social provee de soluciones en la salud, educación y negocios

Un robot social es aquel que interactúa y se comunica con las personas de forma fácil y agradable. Cumplen con los patrones sociales del comportamiento humano y nacen con el objetivo de ser útiles a la sociedad y atender algunas necesidades de diferentes áreas, tales como el de la salud, educación, empresarial e investigación, entre otros. La robótica social es una rama de la robótica que espera ser aceptada en la sociedad, según un artículo de Tec Review.

A continuación, se mencionan algunos ejemplos de la implementación de la robótica social y de cómo están beneficiando a la sociedad.

TECO

En México, uno de cada tres niños sufre de autismo y según el gobierno federal cada año existen seis mil casos nuevos con este padecimiento. Es por eso que investigadores del Tecnológico de Monterrey desarrollaron Teco, un robot que realiza terapias terapéuticas basadas en gesticulaciones y movimientos simpáticos.

El autismo afecta el neurodesarrollo de las personas, además de dificultar la interacción social y la comunicación verbal y no verbal.

Teco es un robot que mide 50 centímetros de altura. Es capaz de hacer varias gesticulaciones y al mismo tiempo registrar las reacciones de los niños a través de una cámara la cual enviará la información al terapeuta. El primer prototipo tuvo un costo de 200 mil pesos pero se espera que futuros modelos puedan costar entre los 30 y 40 mil pesos.

“El robot tiene dos formas: un control manual y uno automático, este último tiene rutinas establecidas para interactuar con el niño, tienen sensores de presión, si el niño lo toca fuerte, provocará una gesticulación que debe aprender a distinguir”, dice Ponce Cruz director de Maestría y Doctorado en Ciencias de la Ingeniería del Tec.

Esta terapia está acompañada de una Tablet en donde el paciente pude practicar los mismos ejercicios. Las reacciones del niño también se registran para que el terapeuta las analice posteriormente.

NAO

Nao es un robot humanoide que se creó para la interacción con los humanos en diferentes áreas, tales como educación, hogar, salud, empresas e investigación. Mide 58 centímetros, nació en el 2008 por la compañía francesa Aldebarán Robotics y es capaz de interactuar de forma normal con personas de cualquier edad.

Nao se compone por diversos sensores táctiles, dos cámaras, cuatro micrófonos, dos sensores de ultrasonido, ocho sensores de presión y un sintetizador de vos y altavoces.

En la educación, NAO motiva el proceso de aprendizaje siendo una mezcla de enseñanza entre la teoría y la práctica. En la investigación, funciona como plataforma de pruebas ante diversos experimentos, actualmente más de 400 universidades en todo el mundo lo utilizan para experimentos prácticos.

Para el uso doméstico, se convierte en un excelente acompañante, principalmente para niños y adultos mayores. Efectúa una interacción amigable y motiva la realización de tareas. Para el uso empresarial, NAO se ha utilizado en proyectos de marketing y comunicación empresarial, convirtiéndose en anfitrión de eventos promoviendo la innovación tecnológica.

Para el sector salud, apoya en terapias para niños que sufren de autismo a través de juegos que el robot les propone a los niños orillándoles a reforzar su memoria y optimizar sus relaciones sociales.

Paro

Paro es un robot en forma de foca de origen japonés que comenzó a desarrollarse en 1993 por Takanori Shibata para el Intelligent System Research Institute, sin embargo, su comercialización empezó hasta el 2004. Nace con el objetivo de aplicar las técnicas de interacción animal con distintos grupos de personas con problemas de salud, tales como discapacidades, niños hospitalizados, adultos mayores y personas con síntomas de demencia.

El diseño de este robot se basó en la zooterapia, que consiste en la interacción de animales en la rehabilitación o el tratamiento de enfermedades crónicas o patologías ya que los animales pueden tener un alto impacto en el paciente en aspectos sociales, emocionales y cognitivos, según Elena García Armada, del Centro de Automática y Robótica del CSIC.

Sus principales funciones consisten en el reconocimiento del día y la noche, tiene sensores táctiles, de audición, luz, temperatura y postura, puede sentir caricias y cantidad de presión, reconoce la dirección del sonido, su nombre, saludos y elogios, recuerda interacciones e imita sonidos de una foca bebé real. Su principal función es que expresa sentimientos con ruidos, movimientos y expresiones faciales.